MOMENTOS DE REFLEXIÓN…
La esperanza es el sueño del hombre despierto.
Aristóteles (384 AC-322 AC)

miércoles, 21 de mayo de 2008

ESPERANZA PARA LOS JOVENES…OBLIGACION PARA LOS ADULTOS: CAMBIAR DE PARADIGMAS

Es de destacar, la intención del Ministerio de Educación Nacional al dar mayor participación en la elaboración del Plan Decenal de Educación, en un afán tal vez de hacer más eficiente y pertinente el servicio educativo, buscando responder a las necesidades, expectativas del nuevo sujeto y al perfil que se requiere en el mundo del trabajo y la producción.

Puede pensarse, que se trata de un proyecto de modernización, a través de la acción educadora del aparato escolar que trata de ubicarlo en el nuevo contexto internacional. Un cambio de estrategia para la construcción de nación, el control social de la población en aras de obtener el máximo rendimiento social y el estatus científico que requiere el país.

Un nuevo paradigma cultural del universo capitalista. Corriente, que domina y configura el universo emblemático de las nuevas sociedades que se transforman, teniendo como pauta la planificación, el orden, la eficiencia y la competitividad.

Se percibe, como una forma de ligar la educación con el ámbito de la economía; es decir, concibiéndola como Inversión, para formar el recurso humano que requiere la demanda laboral de los sectores industrial y comercial.

Es así, como en esta nueva configuración sociocultural, de construcción histórica, se requiera de un espacio socializador de la acción pedagógica, un replanteamiento de las prácticas educativas familiares y escolares. Dado que son los pilares, de los que la sociedad se vale para la transmisión de saberes y conocimientos culturalmente validos a las nuevas generaciones.

En esa perspectiva, la familia, la escuela y los medios de comunicación deben ser espacios socializadores con una responsabilidad en el comportamiento colectivo e individual de los sujetos. De su acción se aprenden los hábitos que se pretende inculcar.

De allí que se constituya en una posibilidad para acumular capital humano y cultural para enfrentar la complejidad del universo posmoderno. Es decir, una cultura escolar, con dominio y uso del conocimiento que suscite el progreso y el mejoramiento de la calidad de vida del hombre. Dado que la educación y el conocimiento serán el fundamento del nuevo orden social.

De esta forma, el conocimiento se convierte no solo en instrumento para explicar y comprender la realidad sino en un motor de desarrollo, generador de riqueza y factor dinamizador del cambio social.

En este contexto, se plantea el moldeamiento del comportamiento mediante métodos científicos, ligados a las necesidades sociales. Con un sujeto protagonista del proceso pedagógico, al que se le anima a transformar la realidad inmediata, a partir de sus propios intereses y del trabajo en equipo. Solo en esta medida, su aprendizaje alcanzará nuevas configuraciones en el ámbito de producción cultural y de practicas democráticas.

Tomando las ideas de Dewey se manifiesta con claridad que la escuela es una institución social en la cual se deben concentrar todos los medios que contribuyan y posibiliten al individuo, expresar y desarrollar sus potencialidades biológicas y cognitivas, o mejor, que el individuo llegue a desarrollar al máximo sus capacidades para luego proyectarlas en la sociedad, de tal manera que contribuya a su desarrollo futuro de la sociedad y al suyo propio.


“ El hombre se forma para vivir dentro de su medio social “ decía este filosofo y pedagogo norteamericano, como si la escuela fuera en la práctica una comunidad en miniatura, con un fuerte sentido democrático favorecedor de la colaboración y ayuda mutua entre los ciudadanos; consciente de lo que desea aprender; en consonancia con sus reales posibilidades e intereses.

En este contexto, se deben emprender cambios en el quehacer docente con el propósito de garantizar mayor participación y compromiso del individuo, en su calidad de ciudadano con el contexto social en el que se halla inserto. Es decir, una real integración y participación del individuo en el sistema económico-social, a partir de la satisfacción de sus intereses. Convirtiendo al individuo en participe y promotor de un desarrollo social.

Para ello, resulta de vital importancia un docente con conciencia social que se inserte en un mundo de creciente complejización cultural que configure a su labor profesional el contexto socio-político, las funciones de control social y la autonomía en su trabajo. Con dominio de técnicas didácticas que permitan la diversidad y pluralidad de valores, saberes e intereses. Que agote posibilidades para plantear estrategias innovadoras, destinadas a impulsar cambios profundos en la práctica educativa, aplicando bases científicas a la configuración de los métodos didácticos, con saberes rigurosamente clasificados en disciplinas. De tal forma. Que ratifique a la escuela como agente privilegiado de la socialización y a la educación, como política de estado para el disciplinamiento social.
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